¿Cómo se hacen las leyes estatales?
Las leyes y regulaciones que rigen a las personas que viven en Estados Unidos emanan de varios «lugares». Unas provienen del Congreso estadounidense, en Washington, D.C.: son las leyes federales que deben acatar todos los estados de la confederación. Cada estado está representado en el Congreso por dos senadores y por cierto número de representantes (de la Cámara de Representantes) de acuerdo a la población del estado. Esto es porque cada representante se ocupa de un distrito específico, por eso según donde viva la persona tendrá uno o más representantes en el Congreso y sólo se permite uno por cada 30 mil habitantes. Otras leyes se redactan en la Legislatura de cada estado para conformar así su sistema legislativo y sólo son válidas para cada uno de esos territorios. Luego están las regulaciones surgidas de los condados y municipalidades preparadas por los comisionados y que aplican únicamente al condado o ciudad.
El estado de Florida tiene pues su propia Cámara de Representantes de 120 miembros, elegidos cada dos años y su Senado de 40 senadores (uno por cada distrito del estado) escogidos cada cuatro años. Ambos cuerpos residen físicamente en el capitolio, edificio localizado en Tallahassee, la capital de Florida. Se trata de una legislatura bicameral. El gobierno floridano es similar al nacional. Tiene tres ramas: la legislativa (Cámara de Representantes y Senado), ejecutiva (conformada por el gobernador y su gabinete) y la judicial (jueces miembros de la Corte Suprema de Florida basada en Tallahassee, cortes de apelaciones de distrito, cortes de circuitos y las de los condados).
También tiene su propia Constitución que establece la estructura básica del gobierno floridano y los Estatutos de Florida que compilan las leyes generales del estado. Los proyectos de ley pensados y preparados por los legisladores (representantes y senadores estatales) deben ser aprobados idénticamente en la Cámara de Representantes y el Senado de Florida para que puedan volverse ley, luego de la firma del gobernador del estado quien tiene siete días para hacerlo. Si éste decide vetar el proyecto de ley (objetarlo para que no se convierta en ley), el documento regresa a las dos cámaras para su revisión, pero si las dos terceras partes de los integrantes de cada una resuelven votar a favor de que se apruebe, entonces se anula el veto y el proyecto se vuelve ley viva.
La tarea de los representantes y senadores es justamente «representar» los intereses de los habitantes de Florida al hacer las leyes y para esto la gente los elige mediante el voto en las elecciones. Cada representante y senador es «vocero» de un área geográfica determinada, así a las personas les corresponden determinados legisladores según su domicilio. De hecho la gente de cada zona los elige como emisarios para que lleven a Tallahassee, a ambas cámaras, las necesidades de sus comunidades. Esta es la dinámica de la democracia representativa. De hecho, los ciudadanos comunes pueden proponer proyectos de ley a sus legisladores, aunque no suela pasar. Pero hay también un tercer grupo de intercesores con gran influencia en el proceso legislativo y en numerosas ocasiones persiguen intereses alejados a los de la gente o simplemente apegados a un fin particular empresarial, sectorial o grupal: los «lobbyists» o cabilderos.
Muchos de los proyectos de ley o «bills» son propuestos o sugeridos por estos muy nombrados «lobbyists», personas que representan a grupos privados, públicos con y sin fines de lucro que redactan, presentan, discuten y trabajan en conjunto con senadores y representantes para su introducción en alguna de las dos cámaras o en ambas. También ejercen su influencia mediante contactos con senadores y representantes para convencerles de que voten a favor o en contra de potenciales cuerpos de ley que se estén discutiendo o para que los modifiquen.
«Muchas de los proyectos de leyes actualmente son propuestos por estos grupos de ‘lobbyist'», dice a El Paracaidista una trabajadora de la Clerk of the House of Representatives (Oficina Secretarial de la Cámara de Representantes de Florida), que pidió no ser identificada.
Pero la gente común también tiene su conducto para ejercer influencia en el cocimiento de las leyes estatales (así como en las nacionales) y es justamente ponerse en contacto directo con sus representantes y senadores a quienes han elegido para que sean sus voceros.
Los «bills» pueden provenir tanto de la Cámara de Representantes como de la del Senado de Florida. Quienes introducen y respaldan un proyecto determinado se les conoce como sponsors y mientras más patrocinadores tenga, más chance hay de que se pueda aprobar. Cuando se accede a la introducción de un proyecto se lleva a discusión en uno de los comités especializados en el área que toque la propuesta de ley y de allí se desestima o se postula para discusión y se somete a votación para aprobarlo o no. Esto ante todo el cuerpo de representantes o senadores, según la cámara donde entre. Los proyectos pueden viajar de una cámara a otra tantas veces como sea necesario hasta que se logre el consenso de ambas, generalmente por medio de enmiendas (cambios) al cuerpo de ley sugerido para que pueda ser aprobado idénticamente mediante votación por las dos instancias. Si una cámara lo aprueba, pero la otra no (porque ni siquiera sugiere enmiendas), entonces el proyecto muere.
Los proyectos de ley surgidos en la Cámara de Representantes reciben números impares y llevan el prefijo «H» o «HB». Los emanados del Senado van con números pares y las siglas «S» o «SB». Estos dígitos no se arrastran hacia otras sesiones regulares o especiales.
La Legislatura (senadores y representantes) se reúne siempre durante un período o sesión que dura 60 días consecutivos y comienza el primer martes después del primer lunes del mes de marzo. Los comités de cada cámara, grupos especializados por tópico, se juntan durante los meses previos a la sesión. Pero si el gobernador o los líderes de ambas cámaras lo piden puede haber sesiones especiales para asuntos que no puedan esperar la sesión regular de comienzos de año.
Según informa a El Paracaidista la oficina de Clerk of the House of Representatives cualquier persona que viva el territorio floridano independientemente de su estatus migratorio puede contactar a sus representantes y senadores por teléfono, carta, correo electrónico o fax para expresar comentarios, acuerdos o desacuerdos con los proyectos de ley que se discuten en la legislatura. Puede pedir al senador o representante que siga determinada acción, como sugerir o apoyar una enmienda, se oponga o favorezca a un cuerpo de ley propuesto determinado. Puede igualmente contactar a los miembros de los comités que evalúan previamente los bills y expresar sus comentarios y preocupación sobre éstos.
«El único momento en que necesitas ser ciudadano es si vas a votar«, dice Danielle Blake de la oficina del representante Juan Zapata (Miami-Dade), del resto, afirma, todo el mundo puede hacer escuchar su voz a los legisladores.
Los proyectos de ley o enmiendas constitucionales propuestas deben ser leídos tres veces en tres días distintos en cada cámara antes de poder ser aprobados (aunque pueden hacerse en un mismo día si dos tercios de los miembros votan que así se haga). La primera lectura es cuando se introducen, la segunda cuando -después de entrar en calendario- pasan al «floor», a la mesa de discusiones y la tercera cuando se realiza el debate final.
Para averiguar quien es su representante en la Cámara de Representantes y obtener su teléfono y dirección puede llamar al Capitolio al Clerk of the House of Representatives T + 850-488-1157 y dar su código postal completo de nueve números (los cinco primeros dígitos más los cuatro que van después del guión) o telefonear a la Secretaría del Senado al T + 850-487-5270 (puede pedir ayuda en español).
Se pueden encontrar también en www.myfloridahouse.com de la Cámara de Representantes (a la izquierda en «My Representative») y en www.flsenate.gov, sitio web del Senado floridano (ir a «Senators», luego «Find your Legislador»).
Tanto en el website de la Cámara de Representantes como el del Senado se pueden localizar los «bills» introducidos y ver en qué estatus se encuentran. Toda esa información está únicamente en inglés. En la prensa diaria, radio, televisión e Internet suelen reseñarse algunos de los proyectos que están por introducirse o en discusión, así para quienes estén muy ocupados como para investigar por su cuenta es una oportunidad de enterarse y actuar con llamadas y cartas a sus legisladores.
En las tarjetas de registro de votación de ciudadanos inscritos para sufragar está impresa la información sobre el distrito senatorial, de representantes y congresistas (representantes, pero en el Congreso de Estados Unidos) que le corresponden.
Es importante conocer el nombre exacto o popular del proyecto de ley y sus siglas cuando se contactan a los legisladores y mencionarlo. Comúnmente son los asistentes legislativos o secretarios quienes atienden el teléfono y toman nota escrita del mensaje. Si sale un contestador, deje el mensaje igual. Debe identificarse con nombre y apellido y dar su dirección con código postal incluido. Se debe ser muy educado, pero firme en la petición y explicar sintéticamente las razones por las cuales tal o cual proyecto de ley puede afectar positiva o negativamente su comunidad y qué acción desea que siga el legislador. Si la persona está registrada para votar es bueno que mencione que es un elector. Una llamada sólo toma dos minutos y puede hacer una gran diferencia en la aprobación o no de leyes benéficas y justas para todos y evitar que pasen otras que afecten adversamente a la comunidad. En general la gente suele participar muy poco y cuando los senadores y representantes comienzan a recibir llamadas, cartas, emails y faxes se dan cuenta que es su electorado quien clama por atención y ellos tienen el deber de dársela y así lo hacen. Pero si nadie dice nada, el legislador hará lo que crea conveniente y cederá más fácilmente a las presiones de grupos de poder si no siente a su gente involucrada pidiendo su intervención. Participar en este proceso es un derecho de los habitantes del estado.
«Es importante hablar con tus representantes, ellos quieren escucharte y necesitan saber de ti», sugiere la vocera de la Oficina Secretarial de la Cámara de Representantes de Florida. Otra forma de llegarles es mediante visitas a sus oficinas, con previa cita, o invitarlos a una reunión en la comunidad para tener sesiones de preguntas y respuestas y comentar asuntos de interés ciudadano, además de hablar de propuestas de leyes que estén en gestación.
Para detalles sobre el proceso legislativo en el Congreso véase el artículo «Cómo se hacen y aprueban las leyes en Estados Unidos«, en la sección de archivos de inmigración.
Por: Redacción de El Paracaidista
Foto: Archivo
Junio 2012
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