Reforma del Seguro Social: pros y contras


Desde hace más de 10 años hay intentos de subir a la mesa de negociaciones proyectos de reforma para el sistema de Seguro Social que, a finales de 2004, pagaba beneficios a 48 millones de personas en Estados Unidos, según indica la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social en su reporte anual más reciente, emitido el 23 de marzo pasado.

Como fondo de retiro que nutre sus dineros de impuestos sobre el salario de los trabajadores, este programa creado en los años 30 y firmado por el presidente Franklin Delano Roosevelt el 14 de agosto de 1935, enfrenta una crisis a futuro: unos dicen que en 13 años otros hablan casi de 40.

Lo cierto es que el empeño de inyectarle cambios para solventar un déficit que algunas fuentes dicen comenzará a asomarse en el año 2018 viene sonando piedras por más de una década y se ha convertido ahora en la cúspide prioritaria de la actual administración republicana. Es la bandera en manos del Presidente George W. Bush y el principal tema de preocupación de los críticos de una reforma que conlleve a la privatización de este sistema, como lo propone el plan Bush con la creación de cuentas privadas. La controversia va de elevada temperatura. El Congreso está dividido en esta materia y sus integrantes temerosos de aprobar cambios que pudieran luego costarles sus privilegiados puestos en “Capitol Hill”.

La organización sin fines de lucro Public Agenda, con sede en Nueva York, que desde 1975hace investigaciones y análisis de la opinión pública y produce materiales educativos para la ciudadanía, dice que este plan de retiro fue creado como una tercera pierna de un taburete de tres para la seguridad de retiro: las otras dos son los ahorros personales y las pensiones de retiro de empresas.

La Administración del Seguro Social, por su parte, dice que el Seguro Social nunca se pretendió fuera la única fuente de ingreso en el retiro. «Los trabajadores americanos deberían estar ahorrando para su retiro de forma personal y a través de planes de retiro patrocinados por empleadores».

«Las estadísticas federales muestran que 40 por ciento de la gente mayor caería bajo la línea de pobreza sin su cheque del Seguro Social. La pregunta es si este programa puede ser sostenido cuando los baby boomers entren a sus años de retiro y pongan una tensión sin precedentes al sistema», advierte Public Agenda.

De acuerdo a la definición que da el website de Baby Boomers Headquartes (www.BBHQ.com) tanto sociólogos como los medios han definido a los baby boomers (algo así como «bebés en auge»), a aquellos nacidos entre (e incluyendo) 1946 y 1964, y el término deviene del boom de nacimientos luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, según BBH son 76 millones en Estados Unidos (cerca de un 29% de la población) y en 2005 tienen edades que van de los 41 a los 59 años.

Además de los beneficios de retiro, el Seguro Social también ofrece compensaciones por incapacidad y fallecimiento calculadas según las aportaciones del trabajador. Si la persona fallece, los beneficios son entregados entonces a sus familiares. Para poder recibir los beneficios del Seguro Social por incapacidad, antes de retirarse, la persona debe estar 100% incapacitada por lo menos durante un año, sin poder trabajar. Entonces puede recibir beneficios, calculados, según lo que ha contribuido, hasta que pueda incorporarse al mercado de trabajo nuevamente.

El analista financiero Vincent Cuervo, agente en Miami de HBW Insurance & Financial Services, Inc., empresa de planificación financiera con sede principal en California explica a El Paracaidista que es muy importante armarse una cuenta de retiro privada para no depender completamente del gobierno en el retiro. «Es muy importante planificar, no solamente en cuentas de retiro sino en inversiones, en bienes raíces o anualidades. Hay muchas cosas sobre las cuales la gente tiene que empezar a educarse. Al principio da un poco de temor por la terminología nueva, pero una vez que uno sabe cómo hacerlo y si se tiene a un buen asesor, uno sale hacia delante con relativo éxito».

Este agente dice que lo mínimo para empezar son unos $200 al mes. Aunque esto no dé mucho poder para lograr buenas ganancias a corto plazo, sí cree que a largo término pueden rendir algo significativo.

¿Cómo funciona el SS?
«Mucha gente desconoce cómo funciona el Seguro Social y especialmente los latinos. Quienes estamos trabajando ahora estamos pagando por los beneficios de nuestros abuelos y padres. No hay ahorros. El dinero que es sacado de nuestros cheques de pago va directo para pagar a la gente que tiene 65 años o más», explica a nuestra guía de orientación Charles González, Presidente de Macro Benefit Advisor, Inc. en White Plains, Nueva York. Actualmente la edad de retiro para los nacidos desde 1964 en adelante es de 67 años.

Los fondos del seguro son producto de un impuesto de nómina de 6,2% para el trabajador y un 6,2% que aporta el empleador para alcanzar un total de 12,4%. «Los beneficios de Seguro Social son ajustados anualmente por los aumentos en el costo de vida, una figura que no está presente en muchos planes privados», dice la Administración del Seguro Social.

«El factor crucial es la proporción de trabajadores actuales con respecto a los jubilados (…). En 2001, había un estimado de 3,4 trabajadores pagando impuestos de nómina de Seguro Social para el beneficio de cada retirado; para 2030, la proporción caerá a un estimado de 2,1 trabajadores por retirado», describe Public Agenda y afirma que desde que el programa comenzó, el número de trabajadores ha sobrepasado sustancialmente al de jubilados produciendo excedentes que han sido usados para comprar bonos del Tesoro en un «trust fund» o fideicomiso. Esta proporción, dice, cambiará rápidamente a partir de 2011 cuando ocurra el retiro de los primeros baby boomers al alcanzar la edad de 65 años .

«En el momento en que la generación completa de baby boomers se retire, la población más vieja se duplicará de su tamaño actual a cerca de 80 millones». Los fideicomisarios o encargados del sistema del Seguro Social proyectan que los gastos excederán los ingresos en 2017 y que el trust fund estará exhausto para 2042, indica Public Agenda. No hacer nada implicaría tener que cortar los beneficios en un 13% o aumentar los impuestos de nómina en un 15%, según los estimados que aporta esta entidad.

Otro punto importante es que actualmente sólo las personas que ganan hasta $90.000 anuales contribuyen al sistema.

En el reciente reporte del Seguro Social se indica que en 2004 se pagaron beneficios por $493 miles de millones y se recogieron $658 miles de millones, es decir sólo ese año se recaudó un excedente de $168 miles de millones. Los activos mantenidos en condición especial en valores del Tesoro de Estados Unidos alcanzaron la cifra de $1.7 trillones (se aclara aquí que la palabra en inglés ‘billion’ equivale a mil millones y ‘trillion’ a un millón de millones en el sistema numérico estadounidense), lo que representa todo el acumulado de excedente con los años anteriores. En 2004 recibieron beneficios 33 millones de retirados y sus dependientes, 7 millones de sobrevivientes de trabajadores fallecidos y 8 millones de trabajadores discapacitados y sus dependientes.

¿Por qué reformar?
El Old Age, Survivors and Disability Insurance (OASDI) o Seguro de Edad Avanzada, Sobrevivientes y Discapacidad, nombre técnico del sistema de Seguro Social se divide en dos partes: el OASI (Old Age Insurance) y el DI (Disability Insurance) y se resguardan en dos fondos de fideicomiso o trusts. De acuerdo al reciente reporte de la Junta de Fideicomisarios ambos fondos están adecuadamente financiados por los próximos 10 años. De hecho, los activos combinados de OASI y DI se proyecta aumentarán de $1.687 miles millones a principios de 2005 a $3,697 miles de millones a principios de 2014. Pero «(…) el costo de OASDI se incrementará rápidamente entre aproximadamente 2010 y 2030 debido al retiro de la numerosa generación de baby boomers. Después de 2030 el aumento en la esperanza de vida y las relativamente bajas tasas de fertilidad continuarán incrementando el costo del sistema de Seguro Social, pero más lentamente. El costo anual superará el ingreso por impuestos [de nómina] comenzando en 2017, en ese tiempo el agujero anual estará cubierto con el efectivo de los reembolsos de las obligaciones especiales del Tesoro, hasta que estos activos estén exhaustos en 2041«, reza el reporte anual 2005 de la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social.

«Lo que ocurre», comenta Charles González, «es que hay menos gente ahora trabajando y mucha gente recibiendo beneficios. Por esta razón, eventualmente, cuando los baby boomers como yo empiecen a retirarse, la gente de 20, 30 y 40 años que estará apoyándolos, repentinamente la cantidad de dinero que entra al sistema no va a ser suficiente para pagar los beneficios. Y esto va a pasar en 13 años [en 2018]». Este analista financiero indica que de 2018 al 2028 habrá un déficit que excederá los tres millones de millones de dólares. «El dinero tiene que venir de algún lugar. No hay trust fund, esto es un hecho».

Allison Acosta, vocera de The Heritage Foundation en Washington, asevera, por su parte: «El Seguro Social es insolvente».

¿Cuándo reformar?
Según Public Agenda, «(…) a pesar de la reciente lentitud de la economía, el auge económico de los pasados años ha ayudado a empujar el problema del Seguro Social, con los últimos estimados mostrando que el fondo tiene capacidad de pagar sus cuentas hasta 2042». Esta opinión es compartida por quienes se oponen a la urgencia de reforma inmediata, como si al momento no hubiese otra salida.

Pero en opinión de Charles González tiene que hacerse ahora. «Porque no es una crisis ahora pero lo será dentro de 10 o 15 años, y también por el tamaño del problema, trillones [millones de millones] de dólares. Mientras más pronto actuemos, más pronto se puede aplicar la solución y menos costosa será». González dice que 13 años no es mucho tiempo cuando se trata de montos de cientos de miles de millones de dólares que estarán faltando. Hay que hacerlo hoy para que en 13 años haya suficiente dinero».

Sobre cuándo deben realizarse cambios o ajustes, la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social dice en su reporte anual que los déficit del trust fund deben ser atendidos a tiempo, oportunamente, para permitir una fase gradual de cambios necesarios e informar adecuada y adelantadamente a los trabajadores. “Mientras más pronto se hagan los ajustes más pequeños y menos abruptos serán. El Seguro Social juega un rol crítico en las vidas de 48 millones de beneficiarios y 159 millones de trabajadores y sus familias cubiertos por éste. Con discusiones informativas, pensamiento creativo y acción legislativa a tiempo nos aseguraremos de que el Seguro Social continúe protegiendo a las futuras generaciones».

Acerca de la urgencia de reparar el problema financiero, Heidi Hartmann, Presidente de The Institute for Women’s Policy Research, en Washigton, DC, e investigadora asidua por muchos años sobre el tema del Seguro Social y su impacto en las mujeres, expresa a El Paracaidista su desconcierto: «Nunca sabremos realmente por qué el Presidente ha escogido esto como su prioridad, podría ser para distraer a la gente de la guerra en Irak o incluso distraer a la gente del presupuesto del déficit [del país]».

Propuestas de reforma: los pros y contras
La posición oficial de la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social se fija en su reporte anual recién publicado: «Para que los fondos de fideicomiso se mantengan solventes durante el período de proyección de 75 años, la tasa de impuesto de nómina podría ser incrementada durante el período en una manera equivalente a un incremento inmediato y permanente de 1,92 puntos porcentuales, los beneficios podrían ser reducidos durante el período de una manera equivalente a una reducción inmediata y permanente del 12,8 por ciento, una ganancia general transferida equivalente a $4 trillones podría hacerse durante el período [75 años], o alguna combinación de opciones podrían ser adoptadas». El Seguro Social asegura que los beneficios de los actuales retirados no serán disminuidos.

Esta entidad describe las cuatro alternativas básicas de arreglo solas o combinadas que están siendo discutidas en diferentes propuestas:

1- Incrementar los impuestos de nómina.
2- Recortar los beneficios.
3- Usar las ganancias generales.
4- Respaldar los beneficios futuros a través de cuentas de ahorro personales o inversiones directas de los trust funds.

Tal como está el sistema ahora la cantidad que se recoge en impuestos de nómina a los trabajadores que contribuyen al Seguro Social es mayor que la cantidad que debe pagarse en pensiones de retiro. Es decir, hay un remanente de dinero actualmente. Sobre la posibilidad de invertir ese remanente en opciones distintas a la de comprar bonos del tesoro para que rinda más intereses, Charles González advierte: «Esa sería un tremenda solución si ese remanente estuviera disponible. No hay tales sobras. Lo que ocurre es que el gobierno, digamos, toma $1.000 de gente que paga el Seguro Social y luego paga $800 en beneficios a la gente retirada. Así que teóricamente hay $200 de sobra. Desafortunadamente, lo que ocurre es que cuando el gobierno toma los $1.000 los gasta todos. Paga los $800 y luego toma los otros $200 y éstos pagan otros programas que tiene el gobierno, van a su cuenta general. Dicen que el Trust Fund tiene como cinco trillones [millones de millones]. Esto no existe. El gobierno ha estado usando este dinero en los últimos 20 años, porque ha tenido déficit en los últimos 20 años, excepto por dos o tres años durante la administración de Clinton. El hecho es que no hay Trust Fund, no hay dinero y en 2018 habrá de 200 a 300 miles de millones de dólares en falta en el Seguro Social. No hay bonos, no hay activos. En este caso el gobierno tendrá que hacer una de dos cosas: imprimir dinero o pedirlo prestado para complementar la diferencia. Cada año el déficit o agujero se vuelve más grande».

Allison Acosta, vocera de The Heritage Foundation en Washington, expresa la postura de esta organización en torno a la reforma: «Hay muchas propuestas que están generando mucha discusión y mucha atención. Desde mi perspectiva y de la Heritage Foundation las más importantes contienen las cuentas personales. Y la gran importancia de las cuentas personales es su habilidad de mejorar fundamentalmente la forma en que el Seguro Social trabaja para los trabajadores, las familias y para las diferentes generaciones. Mejorará los ingresos de mucha, mucha gente, especialmente trabajadores jóvenes y trabajadores que perciben bajos ingresos. Estas cuentas son un parte integral para arreglar el Seguro Social. Creo que es muy importante que cuando nos movamos hacia una nueva forma de pensar sobre el Seguro Social, limitemos el número de opciones que la gente deba escoger, especialmente en los primeros años
de las cuentas personales».

Para Acosta el plan debe incluir las cuentas life span que agrupan las mejores opciones de inversión de acuerdo a la edad de la persona y aconseja que las elecciones de inversión no sean más de cuatro.

Varias de las propuestas, incluida la del Presidente Bush, contemplan las cuentas personales como una opción voluntaria para quien desee aventurarse por este nuevo camino o quedarse con el sistema tradicional, lo que Allison Acosta considera riesgoso también. Para ella la selección voluntaria es importante y ésta es parte del Plan Bush.

Sobre el polémico tema de las cuentas privadas, Heidi Hartmann, de the Institute for Women’s Policy Research dice: «Definitivamente no estoy de acuerdo con las cuentas privadas a menos que sean añadidas a lo que ya existe. No deberíamos estar sacando impuestos de nómina del sistema para crear nuevas cuentas de inversión privada. Si deseamos tener un sistema de inversión privada, al cual no me opongo, debería ser agregado sobre el ya existente Seguro Social, de modo que no se tomen del sistema de impuestos para hacerloLo que quiero decir con esto es que el Presidente [Bush] habla de unas cuentas privadas creadas con hasta cuatro puntos porcentuales de los 6.2% que se aportan ahora en impuesto al sistema. Esos son dos tercios«. Esta investigadora dice que el sistema sería despojado de ese posible 4%, restando esa cantidad a los beneficios que tienen que ser pagados a los retirados.

«Si realmente piensas que es muy importante para la gente tener sus propias cuentas de inversión y que tomen sus propias decisiones, mi propuesta sería, bien se puede hacer, pero tendrían que dar dinero extra en adición al 6.2% que dan ahora«. Hartmann vaticina un preocupante escenario: si usan el dinero de su Seguro Social para invertir privadamente a algunas personas le irá bien y a otras no, porque así es como funciona el mercado.

«Con las cuentas privadas estás introduciendo un elemento de riesgo y habrá gente que no saldrá tan favorecida. El otro problema es que tal como funciona el sistema ahora, el dinero que pagamos hoy cubre los beneficios, por ejemplo, de mi madre y si sacamos el dinero y decimos no lo vamos a poner en el sistema, entonces no habrá suficiente dinero disponible para pagarle a mi madre». Para pagar los beneficios y al mismo tiempo crear las cuentas privadas es preciso, dice la experta, pedir prestado dos trillones de dólares en los próximos 10 años. Esto significaría crear mayor déficit para arreglar el gran déficit a futuro que enfrentará el sistema de pensiones. «Esto es lo interesante. Tanto el Presidente como la Casa Blanca han admitido que estas cuentas privadas empeoran el problema por los próximos 20, 30 o 40 años e incluso después de ese tiempo, después de que finalice la transición. Muchos observadores, yo misma incluida, todavía creemos que solo poca gente ganará y la mayoría estará peor».

Costosa transición a cuentas privadas
Sobre este costo de transición a un sistema que tuviera cuentas privadas de inversión calculado al menos en dos trillones de dólares Charles González aclara: «Lo que dicen no es la transición a un sistema privado sino permitir, dar a la gente actualmente menor de 50 años el derecho a tomar hasta cuatro por ciento de su contribución y ponerlo en una cuenta privada».

Ese porcentaje sería igualmente sacado del cheque de pago junto al porcentaje restante del impuesto de nómina del Seguro Social, pero se pondría en una cuenta privada a nombre de la persona y eso sería invertido.

«Todo el resto del dinero de impuestos sigue yendo al Seguro Social, sólo este cuatro por ciento no. El problema es, y éste es el costo de transición, que el gobierno necesita ese cuatro por ciento para pagar los beneficios», dice. Significa esto que la creación de las cuentas privadas de inversión drenarían aún más el sistema en un principio, pues los fondos para pagar beneficios se quedarían cortos en un hipotético 4 por ciento correspondiente a toda la gente que decida participar. ¿De dónde saldría ese dinero?

«He estudiado esto por seis años. Formé parte de una comisión especial que el Senado tuvo hace como cinco años y estudiamos todo el asunto del Seguro Social y su impacto en los latinos. Y en ese tiempo el gobierno tenía excedentes de $5 trillones, así que teníamos dinero para financiar la transición. Hoy tenemos $3 trillones en déficit gubernamentales proyectados. No tenemos el dinero para pagar el costo de transición. Y realmente las cuentas privadas no tienen ningún impacto en asegurar el sistema de Seguro Social en los próximos 25 años. Porque todo el asunto sobre las cuentas privadas es para personas que hoy tengan 30 y 35 años, la edad de mi hijo [que cuando se jubilen tendrán recursos monetarios rendidos por esas cuentas]. Pero por los próximos 20 años no va a ayudar al sistema porque estaremos más bien sacando dinero del sistema. Por esto la gran discusión no es sobre las cuentas privadas, aunque el Presidente Bush y los republicanos del Congreso las estén empujando. Las cuentas privadas son un asunto lateral. El asunto real es qué vamos a hacer: limitar los beneficios, aumentar los impuestos, incrementar la edad de retiro, hacer cosas para ahorrar dinero, porque vamos a necesitar ahorrar un par de trillones de dólares durante los próximos 20 años.

Desafortunadamente la gente en Washington, especialmente algunos de los republicanos que están promoviendo esto, están en la tierra de la fantasía. Ellos no quieren creer la verdad porque tienen su propia agenda ideológica».

Aunque González cree que las cuentas privadas son muy buenas y especialmente para los latinos, dice que no van a arreglar el sistema y que al corto plazo lo van a empeorar. «Mientras más pronto entendamos y aceptemos eso más pronto trataremos el verdadero asunto. Recuerda, no hay peligro para quienes ya están retirados. El gobierno siempre pagará los beneficios. No los va a reducir o dejar de pagarlos. Habría una revolución en el país si lo hiciera», acota.

Las salidas según este experto podrían ser: imprimir más dinero (lo que aumentaría la inflación), pedirlo prestado o cortar los gastos de otros programas del gobierno para inyectarlos al Seguro Social. También se anexa a la propuesta de reducir los beneficios a futuro mediante ajustes al índice de precios en relación con los salarios, método que se usa para adecuar los beneficios que perciben los retirados con el alza del costo de la vida. Esto resultaría en menos dinero a futuro. Otra opción es aumentar la edad de retiro a 68 ó 69 años porque la gente está viviendo más tiempo. La siguiente alternativa es incrementar de $90 mil a $120 ó $140 mil el ingreso que debe pagar impuestos al Seguro Social.

Una combinación de estas opciones podría aportar los recursos en falta. Y al solucionar esta parte, sugiere González, se podría recurrir a la creación de cuentas privadas para la gente más joven.

Aunque la inversión en fondos privados, incluso los más conservadores, conlleva un riesgo de perder, este analista cree que los resultados a 20 años tienen que ser esperanzadores. Pero indica que esta opción sólo funcionaría para personas en sus 30 porque nadie que se acerque a la fecha de retiro puede tener suficiente tiempo para armar un capital y arriesgar al mismo tiempo los recursos que usará en su retiroPor esta razón el funcionamiento de las cuentas privadas debe estar muy regulado, especialmente para la gente que tiene muy poco conocimiento en la materia y tenga que tomar decisiones de cómo invertir aunque sea en una variedad reducida de opciones (acciones, bonos, fondos mutuales, anualidades, etc.). De esto se desprende otro gasto: la necesidad de crear programas de educación financiera para las masas para que entiendan su significado, cómo invertir y cómo monitorear la inversión en sus cuentas privadas.

«La meta de esto no es ganar 15 a 20 por ciento, esto se trata de seguridad, de obtener un 5 ó 6 por ciento», aclara Charles González quien dice que no se requiere someterse a mucho riesgo para lograrlo. «Una cosa que se debe incluir es que cuando la gente se esté acercando a su fecha de retiro su cuenta se debe convertir automáticamente en una más conservadora».

Este estudioso del tema dice, sin embargo, que las cuentas privadas deben ser el último paso, una vez que el gobierno asegure la solvencia del Seguro Social, puede abordar esta opción y pedir dinero prestado para cubrir los costos de transición.

Otra interrogante que surge en torno a las cuentas privadas es qué pasaría si hay una fuerte depresión y una caída profunda de bolsa de valores. Allison Acosta dice que lo que hay que tener presente es que estas cuentas van a beneficiar a quienes invertirán por muchos años, es decir los más jóvenes, de modo que a largo plazo, estima, se atenuará el riesgo. Se suma a esto la posibilidad de las cuentas ajustadas a la edad que sacarían de combinaciones riesgosas a los trabajadores cuando vayan envejeciendo y acercándose a la edad de retiro.

«Privatizar el Seguro Social desmantelaría una de las instituciones más importantes de Estados Unidos. El Seguro Social no está en crisis, sin embargo, enfrenta algunos desafíos a largo plazo. Es importante que el Congreso pelee por reformar el Seguro Social de la forma correcta y mi esperanza es trabajar con todo el Congreso, así como con el Presidente para encontrar la manera de asegurar que los retirados reciban los beneficios completos que se les han prometido», expresa la representante demócrata por Texas Eddie Bernice Jonson, en un diálogo sobre el Seguro Social realizado recientemente en el Congreso.

Para Heidi Hartmann una salida que produciría de inmediato más recursos al sistema es aumentar el tope salarial actual que paga impuesto de nómina y dice que en el largo plazo podría ser una solución total para arreglarlo.

Otra propuesta mencionada por Hartamnn es usar los impuestos estatales, que el Presidente George W. Bush desea abolir permanentemente, para proveer fondos al sistema de Seguro Social. Es una opción que, según la analista, fue considerada por quienes diseñaron el sistema en los años 30.

Una de las opciones consideradas para restringir los beneficios sin cortarlos directamente es hacer ajustes técnicos en el Indice de Precios del Consumidor para reflejar la visión ampliamente compartida, aunque no por todos, de que el índice sobrepasa a la inflación, expresa Public Agenda. Debido a que quienes reciben Seguro Social reciben aumentos que reflejan la subida de los costos de vida basados en el índice, un cambio en éste podría reducir el costo total del programa, indica la entidad.

Lea Abdnor, Director Ejecutivo de Alliance for Worker Retirement Security, en Washigton, DC, aporta su punto de vista: «Hay un gran riesgo en no reformar el Seguro Social. Es esencial que la gente comience a ahorrar por su cuenta en cuentas personales de las que sea dueña y pueda manejar para su propio retiro. Creemos que el Seguro Social provee una mínima garantía y que debe proveer cuentas personales privadas de inversión».

Este analista dice que el Seguro Social se debe encargar de colectar el dinero, pero el manejo de las cuentas debe hacerse similarmente a como opera el Thrift Saving Plan de los trabajadores del gobierno federal.

«Algunas firmas concursarían para manejar ese dinero y el trabajador tendría la opción de escoger entre inversiones muy seguras como fondos de bonos, bonos de plusvalía o elegir invertir en lo que se llama ‘life style fund’ que combinaría bonos y acciones y se ajustaría de acuerdo a la edad de la persona», describe.

Este experto enfatiza que cada quién se hace responsable de cómo le va en la inversión, si hay que hacer ajustes para obtener mejores resultados y admite que aunque este plan incluiría un beneficio básico provisto por el Seguro Social que sería igual para todos, siempre ganarán más dinero al final quienes tomen decisiones más inteligentes y sepan manejar muy bien sus inversiones. En este caso, dejaría de ser un sistema igualitario. Pero también dice que si se copia el modelo del Thrift Fund la mayoría tendrá un ingreso similar y en promedio el retorno asegura es de alrededor de un seis por ciento. «Mucho mejor que lo que daría el Seguro Social». Según él, este sistema de cuentas privadas a futuro llenaría el vacío de tan pocos trabajadores produciendo para cada retirado y, aunque contempla sus riegos, dice que sería más riesgoso no reformarlo.

Como al sistema de Seguro Social contribuyen las personas que ganan hasta $90 mil, una de las propuestas para materializar metálico es extender la contribución a gentes con salarios de hasta $150 mil anuales. Esta es una de las posturas de la AARP (anteriormente American Association of Retired Persons, Asociación Americana de Personas Retiradas, y ahora con nombre compuesto esas siglas simplemente), cuya misión es mejorar la calidad de vida para todos mientras envejecemos. Esta institución dice a El Paracaidista a través de una representante de atención al cliente, que se opone a la creación de cuentas privadas en el Seguro Social. «AARP cree que el sistema actual tiene que ser fortalecido porque mientras esperamos más difícil y peligroso será a futuro. El siguiente paso que se debe seguir es invertir parte del Seguro Social en otro lado donde gane intereses más altos [otras opciones de inversión]. El Seguro Social está invirtiendo ahora solamente en bonos del Tesoro de Estados Unidos. Deberían compartirse los riesgos de inversión. No creemos en un sistema en el cual algunas personas ganen y otras pierdan». Según esta agente otra solución es aumentar de aproximadamente $88 mil a $140 mil la cifra de ingresos que deben contribuir con el 6,2% al Seguro Social. Con estos dineros, creen, se podrá suplir el déficit.

«Esto tendría un efecto negativo en la creación de empleos, en los negocios, los empresarios y en nuestros salarios. No pienso que sería una buena solución», opina Acosta.

Lea Abdnor no cree que sea necesario aumentar los impuestos de nómina: «El Seguro Social colecta ahora más dinero del que necesita. Colectamos como un dos por ciento de los salarios de lo que actualmente se necesita para pagar a los retirados. No tiene sentido en el corto plazo aumentar los impuestos [de nómina] porque ese dinero iría a Washington y sería gastado en otros programas».

Otra solución, hasta mencionada por Alan Greenspan, Secretario del Tesoro, es promover la inmigración para que los trabajadores foráneos paguen su cuota al Seguro Social y entren a reforzar la cantidad de personas que nutren al sistema (curiosamente hay una propuesta de ley en el Congreso que prohibiría a personas no ciudadanas recolectar beneficios del Seguro Social, aunque por obligación deberían pagar impuestos para este sistema, Social Security for Americans Only Act of 2005 – H.R. 858).

Para Charles González los latinos son una pieza importantísima en el Seguro Social por su creciente número y por que son una población más joven: «Los latinos estarán pagando al Seguro Social una porción más grande que otros grupos en los próximos 25 años», indica y dice que los retirados latinos dependen más del ingreso del Seguro Social que ningún otro grupo en Estados Unidos.

Beneficios para Wall Street y corporaciones
Sobre la creación de cuentas personales privadas, todos los entrevistados coincidieron en que las comisiones y fees de Wall Street serán bajos porque se trataría de un programa gubernamental regulado y el gobierno exigiría bajos costos. En cuanto a los dineros que se inyectarían a las empresas de la bolsa, por ejemplo, el analista González estima que no alcanzaría un 10 por ciento de todo lo que se mueve allí. Dice que el valor actual del mercado de bolsa de valores de Estados Unidos es de 10 a 12 trillones de dólares.

“Estamos hablando de un 10% de eso yendo a las cuentas privadas en los próximos 15 años».

Para la vocera de Heritage Foundation el incremento de capital que se pondría en el mercado de inversión sería muy importante para activar el mercado, pero cree que Wall Street como intermediario de esta inversión tendrá comisiones muy bajas en el manejo de estas cuentas. «En el Thrift Saving Plan de los empleados federales el fee es de 0.3% [de la transacción]. Va a depender de cómo sea estructurado el sistema, pero es absolutamente posible mantener esos fees muy bajos», aspira Acosta quien es partidaria de que se reduzca la necesidad del trabajador de depender del gobierno.

Participación ciudadana
Para dejar oír su voz, preocupaciones, preferencias, posturas, aceptación o rechazo de propuestas las personas que vivan y trabajen en Estados Unidos deben ponerse en contacto con sus representantes y senadores del Congreso, porque es allí donde se discutirá y aprobará un plan final que marcará por decenios futuros cómo vivirá la gente en su retiro.

En la sección «Poder Ciudadano», están los detalles sobre cómo contactarlos.

En el Congreso las discrepancias son grandes. En una reciente prueba de voto para demostrar su desacuerdo con el plan Bush, el Senado se dividió en 50 – 50 en torno a una medida que declara que el Congreso rechazaría cualquier plan del Seguro Social que requiera profundos cortes de beneficios o un masivo incremento en la deuda.

El New York Times reporta en su artículo Senate Splits in Test Vote on Social Security, del 16 de marzo de 2005, que cinco republicanos se unieron a los 44 demócratas más un independiente para dejar clara la división a la que se enfrentan sobre el tema. Este voto fue parte de una serie de enmiendas a la resolución de presupuesto de $2.7 trillones para 2006 llena de asuntos contenciosos, como reducir el gasto en Medicaid y otros programas, extender el plan de recortes de impuestos del Presidente Bush por los próximos cinco años y taladrar en el Refugio Nacional Artico de Vida Salvaje para sacar petróleo.

Al cierre de esta edición ya había en el Congreso al menos dos propuestas sobre el tema: Saving Social Security Act of 2005 (Ley para Salvar el Seguro Social 2005), introducida en el Senado (S.540) y la Bipartisan Retirement Security Act of 2005 (Ley de Seguridad de Retiro Bipartidista 2005), ingresada en la Cámara de Representantes (H.R.440).

Lea el reporte anual de la Junta de Fideicomisarios del Seguro Social en: www.ssa.gov/OACT/TR/TR05/tr05.pdf (inglés).

En el mismo website de la congresista Eddie Bernice Johnson hay una explicación (en inglés) de cómo funcionarán las cuentas privadas: Para acceder a la calculadora e ingresar datos de ingreso contra fecha de nacimiento y verificar lo que el sistema de Seguro Social aportaría en beneficios en contraste con lo que obtendría con las cuentas privadas de inversión, vaya a: www.house.gov/ebjohnson/ (en inglés). El site de The Institute of Women’s Policy tiene también una calculadora con explicaciones (en inglés): www.iwpr.org/sscalc4/calculator.html.

Más información oficial en www.ssa.gov.

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