Trabajadores domésticos piden mejores condiciones


Myrla Baldonado salió de las Filipinas para Chicago hace seis años. La mayor parte de su tiempo aquí, ella ha cuidado de ancianos en sus hogares, atendiendo a sus necesidades a toda hora. Ella arreglaba sus camas, hacía sus comidas, y les monitoreaba síntomas de accidente cerebrovascular o enfermedad. Baldonado trabajó así por años -laborando 96 horas a la semana- a $4 por hora.

«Al igual que la mayoría de los inmigrantes, traté de no ponerle atención», dice Baldonado.

Ella dijo que ese salario era estándar, lo que le daban a otros cuidadores también. Y ella necesitaba un trabajo.

«Pero después, cuando me empezaron a gritar y yo sentí que me discriminaban por no ser una hablante nativa del inglés, me sentí tan mal», dice Baldonado.

Baldonado recuerda cómo el hijo de un cliente la intimidó en el trabajo. Le pidió ayuda a su dotación de personal. Ellos le dijeron que fuera más asertiva, así que ella renunció.

Ahora, Baldonado es una organizadora que trabaja para la legislación en Illinois para dar a otros trabajadores domésticos más potencia de fuego en situaciones similares, especialmente a los recién llegados a los EEUU. que podrían no darse cuenta de sus derechos básicos. Baldonado dice que es duro porque la gente no piensa de los trabajadores domésticos como… trabajadores.

«Se considera invisible, no es trabajo verdadero», dice ella. «Y es trabajo de mujeres. Así que hay mucha dificultad cultural en hacer valer este tipo de trabajo».

Muchas de las personas involucradas en este movimiento usan la palabra «invisible» cuando ellos describen trabajadores domésticos. ¿Una de las razones? Muchos de ellos son inmigrantes indocumentados. Una encuesta realizada por la Universidad de Illinois en Chicago encontró que más de una tercera parte de los trabajadores domésticos están aquí ilegalmente. Y de los trabajadores domésticos: son los más explotados y abusados. A menudo, ellos ganan menos que sus pares, son más propensos a lesionarse en el trabajo y con menos probabilidad de renunciar o quejarse.

Ai-jen Poo dice que ellos hacen el trabajo que los estadounidenses no hacen. «A menudo lo llamamos el trabajo que hace posible todos los demás trabajos», dice Poo, Director de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar [National Domestic Workers Alliance], un grupo de defensa con sede en Nueva York.

El grupo ayudó a Nueva York y Hawai a adoptar la Carta de Derechos para los Trabajadores Domésticos [Domestic Workers Bill of Rights]. La legislación propuesta daría a los trabajadores domésticos el derecho de pago por las horas extra, tiempo libre pagado, y la libertad del acoso sexual.

Los proyectos de ley también están diseñados para proteger a los trabajadores domésticos, con o sin papeles. Poo dice que es crucial porque las leyes federales hacen que sea difícil que los trabajadores domésticos se sindicalicen. Así que aquellos sin estatus legal no tienen la más mínima ventaja para negociar sus condiciones de trabajo.

«A menudo, la gente es despedida por pedir un día de enfermedad», dice Poo.

En Nueva York, los trabajadores domésticos ahora pueden presentar quejas acerca del maltrato con el Departamento de Trabajo del estado. Otros estados están considerando medidas similares. Pero hay nuevas preocupaciones ahora que el Congreso está debatiendo nuevas leyes de inmigración.

Hasta ahora, las propuestas favorecen a los inmigrantes que puedan demostrar que han trabajado de forma continua en los EEUU. También harían que los empleadores utilicen un sistema de verificación para comprobar el estatus de un trabajador. Eso preocupa a Maureen Purtill, una organizadora inmigrante con el Graton Day Labor Center en California. Ella dice que la propuesta hace caso omiso de los casos en que el empleador es sólo una familia en busca de una niñera. Ellos podrían no estar conectados con un sistema de verificación al igual que en un negocio grande lo está.

«Así que las mujeres y las familias están especialmente vulnerables a ser excluidas del proceso de la reforma de inmigración», dice Purtill.

La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar está presionando para aclarar el lenguaje de un proyecto de ley de inmigración ahora en camino a través del Senado. Quieren asegurarse que dé a las mujeres de bajos salarios, como las trabajadoras domésticas la oportunidad de alcanzar el estatus legal.

Mientras tanto, Myrla Baldonado, de las Filipinas, dice que organizar a sus compañeros trabajadores domésticos es duro. Muchos tienen una autoestima abatida y temen ser denunciados a los funcionarios de inmigración y deportados, pero ella está notando que más se están involucrando, por la misma razón que ella lo hizo.

«Yo no quiero vivir de esa manera», dice Baldonado. «Yo no quiero sólo vivir para el dinero y no recibir respeto, o … no conseguir dignidad o respeto por el trabajo que estoy haciendo».

Baldonado tiene confianza en que los trabajadores domésticos no serán invisibles mucho más. Y hay buena razón para creer eso. Los ‘baby boomers’ están envejeciendo, y más inmigrantes están cubriendo la necesidad de cuidadores en casa – ahora proyectada a estar entre las ocupaciones de más rápido crecimiento de la década.

Para leer un resumen de las protecciones a trabajadores domésticos bajo la ley federal preparado por la National Domestic Workers Alliance hacer click aquí.

National Domestic Workers Alliance
330 7th Avenue, 19th Floor
New York, NY 10001
T + 1-646-360-5806
www.domesticworkers.org

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